skip to main |
skip to sidebar
Esta noche todo se ha dicho.
Esta noche todo lo que me hacía luchar por ser alguien mejor, por poder vivir, por llegar a concluirme como una mejor persona para los demás, simplemente lo eché a perder.
Todo comenzó cuando yo era muy niño aun, mis padres siempre han querido desde cierto punto, lo mejor para mi, pero nunca se han preocupado por lo que sentimentalmente he necesitado o en su momento querido.
Desde temprana edad tuve que saber muchas cosas que un niño no debería saber. Y no estoy diciendo con esto que hayan robado la inocencia que en mi había, pues creo que cuando una persona es noble, recta, inocente, siempre lo tendrá y es como perder la cabeza. Simplemente te mueres.
Yo más bien me refiero a que desde niño los tratos o forma de educarme siempre fue con perfecciones profesionales y por así mencionarlo, como ser un programa que mejorar, donde los sentimientos quedan de lado y pasan a ser banalidades y cosas absurdas que solo hacen débil a quien los demuestra, los refleja o así mismo los posee.
La otra verdad es que de una u otra forma siempre he contado con ellos y aunque mi vida ha tenido que pasar por muchos dificultades, son esas mismas las que me han hecho salir adelante por mi mismo, sin la necesidad de alguien que me guíe, de alguien que este ahí y solo las figuras, que no han sido más que eso, figuras y nada más. Proveedores diría mi madre.
Pero así como dicen que tenemos un ángel guardián, yo siempre he estado acompañado por el mió, y aunque se que en mi vida podré hacer algo por ese alguien tan grande para mi, siempre voy a vivir agradecido de todo lo que hizo por mi, de haberme consolado cuando lloraba, por haberme protegido ante las adversidades, por darme refugio y seguridad, por preocuparse por mi, y por muy duro que suene, por sentir en carne propia mi dolor.
Pero así fue como fui creciendo, rodeado de falsas amistades en su momento y como langostas, consumiendo todo lo bueno que podía darles y cuando para ellos era suficiente, era momento de atacar y dejarme casi muerto, y digo casi muerto porque aquí sigo, vivo pero ya sin valor alguno. Sin valor para nadie ni nada, bien podrían tratarme como un saco de huesos que no sirve más que para hacer un bulto más en este planeta, que como yo, los daños son irreversibles.
Inestabilidades familiares, conflictos, pesadumbres, separaciones, plagios, hipocresía, intrigas, escándalos, traiciones, todo esto en mi entorno hacia que cada vez tuviese más y más ganas de salir hacia una libertad, hacia una nueva vida, a despreciar y odiar todo lo que se me había por destino, dado y entregado para crecer. Para salir adelante.
Al pasar de los años mi corazón solo enfermaba y a pesar de que podía seguir creciendo con todo eso y poder así mismo ser alguien como un espectro maligno, aquí sigo como una persona que va por la vida buscando ese objetivo de poder ser alguien a quien aprecien por lo bello que descubren en su interior, por que ven esa bondad, ese compromiso, esas ganas de ayudar sin recibir más que un gracias y la esperanza de que en un apuro estarán ahí para proporcionarme ayuda, que se enorgullezcan de tenerme ahí y que mi lealtad la confirmen como prueba de que soy alguien a quien pueden llamar persona común como todos.
Si todo lo que nace, perece del mismo modo, entonces quiero ser eterno y no volver a pasar por ese sufrimiento, por esa agonía. No una vez más.
Lo que tengo son heridas en el alma que están desesperadas por sanar, por realmente quedar como una cicatriz de victoria ante todas esas adversidades que logro vencer.
Llegaron falsas promesas de libertad, falsas promesas de curas a heridas e infecciones que solo seguían atacando a un cuerpo que no se dejaba convencer por la muerte, por el mal, por la brutalidad de la derrota y aunque poco hicieron por el cuerpo, mucho hicieron por el pensamiento, pensamientos y llantos que esta noche están aquí para quien quiera entenderlos, pero que no deseo sienta o viva en carne propia.
Muchas otras tantas veces he querido entregarme al purgatorio, donde van las almas en pena, pero es tanto el miedo que ya siento en vida, que lo mejor es sufrir aquí y tratar de corresponder lo bueno y erradicar lo malo para que el día que este pobre infeliz muera, por lo menos solo quede una herida, una herida que por más que el mismo Dios quiera sanar, no podrá y se vara así mismo como un mortal sin la sabiduría del amo, pues es solo el amor quien la podrá cerrar, es solo aquella persona que en mi vida podrá adquirir tal grandeza, tal fe hacia el, que esa será su misión en el mundo y ese Dios sabrá darle su lugar en el edén que un día los humanos perdimos, o mejor dice destruimos y convertimos en lo que ahora poco a poco se convierte en nuestra tumba.
Ahora yo voy como Francisca, siempre un paso delante de la muerte y es mi condena en vida por todo el daño que sin querer, siempre termino con éxito rotundo.
Esta noche pierdo la razón de seguir adelante, de vivir y de una falsa libertad que a mi alma le prometí,
Ya no importa nada y no tiene caso seguir el sendero que vine a transitar.
Creo yo, son estas mis ultimas palabras, las ultimas que espero no hagan más de la que yo hago ahora.
Y si tienes el perdón, pues perdóname y no vivas tu, quien lo tienes todo para ser alguien más especial de lo que ya eres un pobre infeliz como yo y que ninguno de esos idiotas que quieran entrar te jodan la vida como yo lo vine a hacer.
Las gracias doy por todo lo que me has enseñado, por todo lo que has compartido y por todo lo que en su momento pudiste hacer si rendirte jamás ante la batalla y guerra que te di.
Gracias.